La educación también es parte de la marca personal

Las tecnologías nuevas nos han traído una gran cantidad de términos, sobre todo en inglés, idioma universal en el que se acuñan más los conceptos del nuevo mundo digital.

Con este ir y venir de tantos términos, empezamos a escuchar desde hace tiempo el de “marca personal”, o “personal branding”, un concepto que nos hace ver que las personas en sí tenemos un lado profesional que debemos desarrollar -con enfoque, trabajo y con un matiz diferente- si es que queremos destacar y conseguir un valor y posición en el mercado laboral, ya sea con un empleo o un autoempleo.

Pero no sólo es trabajar ese lado profesional para crear la marca personal, también es cuidar el lado personal, porque de qué sirve tener un currículum valioso, con una gran trayectoria que da un estatus profesional, si se descuida el “comportamiento” en la vida pública y en las redes sociales.

Y es que trabajar la marca personal, desde mi particular punto de vista, no es sólo que un profesional se haga su web en la cual plasme su trayectoria y experiencia y sea ésta su carta de presentación. ¡No!

La marca personal es también aprender a cuidar una imagen pública, que va desde la forma de actuar, comportarse, hablar y desenvolverte, ya sea en las redes sociales o en la vida diaria.

En un sitio digital uno proyecta la marca personal con la información o los servicios del sector o área en los que tenemos -si no especialidad- sí conocimiento y experiencia. En un sitio físico uno puede reflejar lo mismo, y desenvolverse con total libertad, seguridad, aplomo y… ¡educación! que, por supuesto, también forma parte de la marca de cada persona.

Viene esto a colación porque hace unos días acudí a una ceremonia de unos premios periodísticos, en la que la mayoría de los asistentes lógicamente eran periodistas.

Es decir, era un evento en el que la “marca personal” se respiraba en el entorno, o al menos debería respirarse, porque en esta profesión un nombre equivale a una marca.

La ceremonia incluía cena, en cuyas mesas distribuidas a lo largo del salón, se dieron los reencuentros de compañeros de profesión, los saludos, los abrazos. Se compartieron platillos y bebidas que, entre charla y charla, dejaban ver la forma cómo se comportan algunos al momento de comer.

A mi lado se sentó una compañera de profesión, más no amiga, que yo sabía hace tiempo se quedó sin trabajo. Por abrir conversación, le pregunté qué hacía en la actualidad y con cierta actitud de altanería me respondió que había montado una agencia de comunicación.

Ante su cortante respuesta, hice otro intento por entablar más conversación y le pregunté sobre el enfoque de su agencia. Me dijo que se encargaba de llevarles la Comunicación a varios restaurantes, entre ellos uno especializado en alta cocina mexicana, además de tener como cliente al mercado principal de la ciudad donde vive. Es decir que es la Community Manager de sitios cuya imagen es importante cuidar.

“Qué bien”, pensé en mi interior. Viendo que no había mucha disponibilidad de su parte para charlar más, la felicité y me enfoqué a comer mi platillo.

De repente mi mirada fue a parar de nuevo en la misma compañera, quien me descolocó al ver que ya había terminado su platillo y estaba, con un pedazo de pan en la mano, limpiando los residuos que, sin vergüenza alguna, los saboreaba como si estuviera comiendo sola, sin personas a su alrededor.

Mi sorpresa fue mayor cuando vi que tomó el cuchillo con el que había cortado la carne y lo lamió por ambos lados, como si de un rico helado se tratara.

Tuve que controlar el no abrir los ojos de lo desagradable que resultó ver eso y me fue imposible no pensar “¡y esta chica es quien lleva las redes sociales de varios restaurantes, entre ellos uno de alta cocina!”.

¡Vaya descuido de su marca personal en público!

Esto, la educación, las buenas maneras, los buenos modales, el saber estar, hablar y comportarse, tanto en el mundo digital como en la vida diaria, es también parte de la marca personal, y por mucho que una persona tenga un importante recorrido o presencia en espacios digitales, puede echar al trasto su marca, si descuida sus formas en sitios públicos.

¡Así que a cuidar también la marca individual!